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Mujer aymara acusada por un delito que no cometió recuperó su libertad tras 16 meses

“Yo no hablo bien español, me comunico mejor en aymara, por lo que era difícil explicar todo. Hoy solo quiero ver a mis hijos y mis nietos. Agradezco lo que hizo por mí el abogado defensor y la señorita Inés, estoy muy contenta de salir en libertad”, con evidente emoción en su voz, H.A.Q, se refirió a su salida del Complejo Penitenciario Femenino, tras el juicio oral que se realizó en su contra y del cual, resultó siendo absuelta.

H.A.Q, es una de las mujeres de origen Aymara, que la Defensoría Penal Aymara e Indígena, representa y es uno de los casos que gráfica de mejor manera la necesidad latente que tanto jueces, fiscales y en general quienes son intervinientes en un proceso penal, conozcan de mejor manera las particularidades de los pueblos originarios, a la hora de calificar un delito y establecer medidas cautelares.

En caso de esta mujer quien además presenta una discapacidad física, se inicia hace 16 meses, cuando tras ser formalizada por el delito de tráfico de drogas, quedó en prisión preventiva, esto pese a los antecedentes aportados por la defensa y que podrían haber permitido cumplir una medida cautelar distinta.
Sobre este caso, el defensor de la causa, Rodrigo Torres, manifestó que: “La señora H.A.Q, no poseía ningún tipo de antecedente penal anterior, contaba además con un domicilio familiar en Arica y siempre prestó colaboración, manteniendo su versión de inocencia. En este caso a juicio de este defensor correspondía haber podido dictar una medida menos intensa y que le permitiera enfrentar el proceso en libertad, no como sucedió, dando como resultado 16 meses en prisión, tiempo que no podrá recuperar. Se solicitó la revisión de cautelares en todas las oportunidades que nos fue posible, sin embargo, el tribunal no consideró los antecedentes, teniendo hoy a una mujer que fue absuelta, pero que pasó más de un año dentro de un complejo penitenciario”.

Mujer aymara

“Ella es una mujer de esfuerzo, comerciante, aymara proveniente de Tacna. Por más de 30 años ella se ha dedicado al pequeño comercio trasfronterizo. Hay que entender que el contexto de comunidad indígena, en este caso aymara, habla siempre de la base de la confianza, esto significa que confían unos en otros para poder desarrollar de la mejor manera su trabajo, considerando también que el trabajo para ellos es una virtud”, así explicó la Facilitadora Intercultural de la Defensoría Penal Pública, Inés Flores Huanca, parte del contexto cultural que envuelve esta causa.

Agregando que “desde el momento en que la Defensoría Aymara e Indígena tomó este caso, se encargó de mostrar las variables culturales que debían ser consideradas, dio inicio rápidamente al protocolo de defensa indígena, solicitó peritajes y pudo preparar a los testigos, pese al contexto adverso tanto de la pandemia, como de las diferencias culturales y hoy estamos junto a nuestra representada saliendo del Complejo Penitenciario, justamente cuando se cumplen 27 años de la entrada en vigencia de la Ley Indígena”.

Ganancias de 20 a 30 soles

H.A.Q, crio sola a sus tres hijos y además se hizo cargo de dos de sus nietos, por lo que su trabajo era fundamental para solventar los gastos familiares, por lo mismo no dudó cuando le dijeron que podía viajar hasta Santiago y ver si allí podría expandir su negocio, sondear si sus productos serían bien acogidos en la capital. Ella, durante todo el tiempo en que se había desempeñado como comerciante transfronteriza, había logrado mantener a su familia, ganando entre 20 a 30 soles por día y esperaba poder continuar haciéndolo.

Sin embargo, lo que ella no sabía y quedó demostrado mediante el juicio oral respectivo, es que la persona con la que viajó hasta Santiago tenía otros planes y se dirigía hasta allá para entregar droga, siendo detenida junto a su marido y dos personas más en la capital, arrastrando a H.A.Q a un complejo proceso penal y perjudicando para siempre su vida.

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