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Tercera versión Festival de las Almas busca rescatar las tradiciones de pueblos originarios

Cada uno de noviembre comienza a ser preparada una mesa con todo lo que solía gustarle al difunto, esa esencia de la vida que viene de visita espiritualmente puede servirse y trastocarse en un ser viviente al disfrutar de sus platos.

Con el fin de rescatar y poner en valor las tradiciones de los pueblos originarios, la Oficina de Desarrollo Indígena (ODIMA), dependiente de la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO) organizó la tercera Versión del Festival de la Almas, instancia que está enmarcada en las celebraciones del 1 de noviembre y que se llevó a cabo en la Plaza Colón.

La jornada permitió a emprendedoras y usuarias de la Oficina poder ofrecer y difundir sus productos con identidad regional, al tiempo que compartían con el resto de la comunidad sus creencias y rituales.

Para el alcalde de Arica, Gerardo Espíndola Rojas, “estamos bastante contentos porque esto va creciendo cada vez más y lo que buscamos es poner en valor la tradición que se vincula hace muchos años entre pueblos andinos, que tiene que ver con este vínculo con la muerte por quienes nos recuerdan a través de los altares muy tradicionales en las viviendas y que lo vemos en el Cementerio de San Miguel de Azapa”.

Según la cosmovisión andina, cada uno de noviembre comienza a ser preparada una mesa con todo lo que solía gustarle al difunto. Así, esa esencia de la vida que viene de visita espiritualmente puede servirse y trastocarse en un ser viviente al disfrutar de sus platos y bebidas preferidas.

Dicha mesa cuenta con elementos esenciales que nunca deben faltar como las figuras de pan amasadas con formas zoomorfas como palomas, llamas, ovejas, caballos. A estas se suman las llamadas t’antawawas, los bebés de pan.

El concejal Daniel Chipana Castro, comentó que “el mundo andino es muy importante en nuestras almas y de nuestros queridos antepasados y poderlos recordar en el centro de Arica y en esta plaza que significa mucho para los ariqueños y parinacotense, es recordar a nuestras almas”.

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